Una persona con buena salud física es aquella que apenas se pone enferma y está dispuesta y contenta a realizar sus actividades diarias. Comen bien, duermen bien, hacen ejercicio y pasan buenos ratos con los amigos y la familia. Lo mejor de esto es que lo hacen sin tener que renunciar a los pequeños placeres de la vida. La salud financiera es similar, pero centrándose en las finanzas y no en el cuerpo. A lo largo del artículo de hoy explicamos por qué tener salud financiera es esencial para tener una vida equilibrada, construir relaciones sanas, alcanzar tus sueños y ser feliz. También aprenderás a cambiar tus hábitos y para tener una buena relación con el dinero.
Tabla de contenidos
Qué es la salud financiera
Más que la educación financiera, la salud financiera tiene que ver con los hábitos y comportamientos que conforman la relación personal que cada uno de nosotros tiene con el dinero. Puede que este tipo de salud no sea la más importante en la vida de un ser humano, pero es la que nos ayuda a encontrar el bienestar en otros aspectos de la vida: físico, mental y social.
Decimos que una persona está financieramente sana cuando sus finanzas están en equilibrio y se siente tranquila y segura para seguir su rutina. Pueden afrontar los gastos esenciales y no esenciales que consideran importantes, están preparados para los gastos imprevistos y planean hacer realidad sus sueños, sin perder de vista la jubilación.
Los buenos hábitos de la salud financiera
No hay una fórmula perfecta para la salud financiera. Esto variará de un individuo a otro, después de todo, cada uno conoce sus propios sueños y necesidades. Sin embargo, hay algunos hábitos comunes entre las personas financieramente sanas, como por ejemplo aprovecharse de ofertas y de las ventajas del cashback. No obstante, algunos de los hábitos más comunes son:
Tener una fuente de ingresos.
Analizar periódicamente los ingresos y los gastos.
- Evaluar siempre el nivel de vida.
- Gastar menos de lo que se gana.
- Pagar las facturas a tiempo.
- Ahorrar e invertir una parte del dinero cada mes.
- Tener una reserva de emergencia.
- Haz planes a corto, medio y largo plazo.
- Planificar la jubilación.
- Llevar un control del propio patrimonio.
- Diferenciar los gastos esenciales de los no esenciales.
- Reservar una parte del dinero para gastos con ocio.
- Contratación de seguros: de salud, de vida, de automóvil, de vivienda, entre otros.
Además, es importante sentirse personalmente bien y relajado en relación con su vida financiera. El estrés puede disminuir drásticamente la productividad. La salud financiera también consiste en disfrutar de los buenos momentos de la vida sin preocupaciones.
Ventajas de tener una buena salud financiera
Como comentábamos al principio del artículo, la salud financiera es una base importante para otros tipos de salud, como la mental, la física y la social. La explicación es muy sencilla: si estás en paz con tu situación financiera, no tienes estrés con las deudas, te sientes seguro para hacer frente a las eventualidades y sabes que no te va a faltar nada esencial en tu vida, tu mente está más sana. Sin una pesada carga de preocupaciones y estrés financiero diario, también tiendes a ser más productivo en el trabajo y una mejor persona en las relaciones personales: más agradable, presente y paciente. Todo esto mejora su salud social. Con la mente despejada, la vida social en marcha y el dinero suficiente para comer sano, vivir cómodamente, hacer ejercicio con regularidad y prever los imprevistos (contratando un seguro), tu salud física también te lo agradecerá.
Consecuencias de no estar financieramente sano
Por otro lado, las personas que no cuadran sus cuentas, son desorganizadas, se endeudan y no se preparan para las emergencias se enfrentan a un sinfín de problemas en sus vidas. Algunas de ellas son:
- Estrés constante
- Ansiedad
- Depresión
- Insomnio
- Peleas y retraimiento social
- Falta de perspectiva
- Enfermedades físicas relacionadas con el estrés
- Baja productividad en el trabajo
- Incapacidad para hacer planes
- Endeudamiento y exigencias constantes
- Bloqueo del acceso al crédito
- Una vejez difícil
- Dependencia de los miembros de la familia
- Problemas legales por deudas.
Salud financiera VS educación financiera
La salud financiera y la educación financiera pueden parecer lo mismo, pero no lo son. Cuando hablamos de educación financiera, nos referimos al nivel de información que debe tener una persona para saber manejar bien su dinero y tomar buenas decisiones. De ahí el nombre de «educación», que da la idea de aprendizaje. Por otro lado, la salud financiera no consiste en tener mucho o poco dinero. Una persona rica que gasta incontroladamente, por ejemplo, puede no sufrir de falta de dinero, pero no tiene salud financiera porque está desequilibrada. Por lo tanto, cualquier persona puede buscar y alcanzar su salud financiera, independientemente de sus ingresos o clase social.
Es importante tener en cuenta que difícilmente una persona que no tenga unos ingresos mínimos para cubrir sus necesidades esenciales y hacer algunos planes tendrá salud financiera. Quizá tus ingresos y tu patrimonio no te permitan viajar a Punta Cana con tu pareja, pero puedes planificar una semana en la playa más cercana, por ejemplo. Lo mismo ocurre con la vivienda. No es necesario vivir en una casa de 1 millón de euros para sentirse cómodo y seguro. Pero tener un lugar decente para vivir es importante para tener calidad de vida y seguridad.
Si tus ingresos son demasiado bajos, de poco sirve hacer mil cálculos y romperse la cabeza para equilibrar tu vida financiera. Aun así, las facturas no cuadran. Por lo tanto, es necesario prestar atención para saber cuándo invertir en una especialización profesional para buscar un mayor salario o encontrar la forma de obtener un ingreso extra, por ejemplo.
Ahora que conoces la importancia de la salud financiera es el momento de que analices tu situación personal y, si aún no gozas de una buena salud financiera, trata de llevar a cabo las acciones necesarias para conseguirlo.